martes, 29 de junio de 2010

Laguna de Amor Divino

Un día le dije a Cristo: Señor ¿Qué quieres de mi? Pensando que a lo mejor podría servirle en algo, escuché la respuesta en mi corazón, no fue la que yo esperaba:

“Quiero tus tristezas, tus desalientos, tus miedos y desesperanzas”.


No pude más que romper en llanto al darme cuenta de que Cristo nos ama no porque podamos hacer algo por él, nos ama por nosotros mismos porque somos de él y para él.

El se lleva el dolor, la duda y el sufrimiento, los cuelga en su cruz. El tiene tanto dolor en su cruz y sin embargo también quiere quitarnos el nuestro.

¡Oh, qué grande es el amor de Cristo! Es una laguna inmensa e inagotable de amor divino.